(una historia sobre el habitar las intersecciones)
Si hablas más de un idioma, siéntete en total libertad de intercambiar cualquiera de las dos partes de spanglish por las particiones de tu idioma de preferencia.
En mi caso, me voy con esta fusión porque son los idiomas con los que fluyo.
El manifiesto spanglitch me sirve para el porqué de mi web en inglés.
Y va más allá que eso . Sigue leyendo…
El inglés es el idioma del internet (de nuestra época). Esta cosa del idioma “universal” (énfasis en las comillas), va cambiando con el tiempo. Antes era el francés, mucho antes el latín, y bueno, así la cosa. Aspiro llegar a un momento donde no haya exclusión de los idiomas al alcance y se maneje una selección de lenguajes a manera de clic: traducción al alcance de la mano. Mientras que todo mi contenido esté en varios idiomas, regiré mi página por el inglés, pero no quiero dejar a un lado la escritura en español porque me pasa que según qué cosa, las palabras me salen en determinado idioma. Y este manifiesto, a manera de compartirme y justificación, me sale en Español y se los comparto.
En repetidas ocasiones he escuchado a personas hispanohablantes decir que no quieren tener ninguna huella de palabra inglesa en sus conversaciones o mensajes. Qué maravilla el mundo donde todes hablásemos un sinfín de idiomas y pudiésemos hacer un popurrí de saberes, refranes, y de palabras deliciosas que no tienen traducción a cada idioma. Qué maravilla el mundo pre torre de Babel. Pero no es el caso—por ahora. Reconozco el privilegio que es el hablar más de una lengua. Sé que falta mucho para democratizar el alcance a otros idiomas. Evidentemente en los idiomas, como en cualquier palabra hablada, se ha de usar prudencia para utilizar cada cosa cuando es debido. Por ejemplo, me parecería maleducado hablar inglés con personas que no lo hacen porque eso les excluye del entendimiento del grupo. Pero la lealtad al español, siendo latina, eso me es ajeno. El español es mi lengua porque se habla donde nací y crecí. Se democratizó porque éste mismo (o quienes lo hablaban) excluyeron, marginaron y acabaron gran parte de las lenguas y las culturas de América Nativa.
Entre nostalgia e ingenuidad, me pregunto cómo sería si siguiéramos hablando chibcha, quechua, guaraní, awarak, witoto, emberá, o cualquiera de las 60 lenguas oficiales que hoy en día sobreviven por un hilo en Colombia. Muchas de las comunidades indígenas de mi país llaman a los no-indígenas, hermanos menores. Hermanes menores diré yo, para ser incluyente. Yo, como hermana menor, reconozco que su lengua tampoco es mía, porque soy fruto de la mezcla. Del encuentro de dos mundos. Por eso mismo, mi invitación a mezclar idiomas como un acto político, de resistencia a la totalización de la victoria de un pueblo sobre otro.
En mi caso mezclo e intercalo el español con el inglés, que por cuestiones imperialistas o quizá de una segunda ola de colonización, se extendió por América Latina tan “homogéneamente”. Pero de este mismo modo, subiré contenido exclusivamente en español para que el inglés no sea homogéneo. Mi mezcla es para cuestionar.
Te invito a habitar las intersecciones de tus idiomas. Incluyendo el lenguaje visual, de escritura, musical, o cualquier intersección de ejes donde converjas tú.